En vivo y en directo. Autocrítica sin tapujos, llamando a las cosas por su nombre. Basta de excusarse en el mundo, la vida o la sociedad. ¿Acaso no formamos parte del mundo? ¿No somos dueños de nuestra vida? ¿No somos los que sostenemos esta sociedad?

martes, 27 de diciembre de 2011

Inocentes ...


Noche apacible y sosegada. Noche tranquila, sin las idas y venidas de la noche más santa. Noche sin pastores, ni ángeles que anuncian y cantan. Noche sólo para José, María y el Niño.

José despierta entre gritos y un baño de sudor frío. También lo hace María, alertada por su esposo, inquieta por si le ha pasado algo al Niño. Un rápido vistazo a la cuna. Respira. Duerme. Todo está bien...

Sin embargo, José se ha levantado y anda inquieto. Recoge las cosas e insta a María a hacer lo mismo.

— ¿Qué pasa, José? ¿Qué haces?
— Tenemos que irnos, María. El Niño corre peligro.
— Pero, ¿qué dices? ¿Quién puede querer hacer daño a un niño, a este Niño?
— Un ángel apareció en mi sueño y me advirtió. Herodes quiere matarlo...
— ¿Matarlo? ¿Por qué?
— El porqué no importa. Siempre hay quien encuentra razones para justificar sus actos. Corre, María. Cada minuto que pasa están más cerca. El ángel me dijo que debíamos huir a Egipto.
— Pero José... ¿Sabes lo lejos que está Egipto? No conocemos a nadie allí, y Jesús todavía es muy pequeño...
— Dios nos ha hecho responsables de su Hijo, María. Lo ha puesto bajo nuestro cuidado. Si quiere que vayamos a Egipto, allí iremos...

martes, 20 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad!


Navidad no es una fiesta cualquiera, no. En Navidad todos somos un poco más ricos, aunque sólo sea porque una gran parte de personas se pasan estos días comiendo cosas dulces y “ricas”. Por eso quizá, también, somos un poco más dulces, aunque sólo sea por fuera.

Pero, indudablemente, la Navidad bien entendida es tiempo de felicidad. Unos, recuerdan; otros, son recordados. La mayoría, nos reencontramos. Con viejos amigos, con familiares, con aromas, con canciones, con tradiciones y sabores.

En Navidad, algunos tienen mejores sentimientos; otros, los descubren por vez primera.
Y en general, durante unos días, todos nos sentimos mejores, más amables, más pacientes, más capaces, más humanos, más ...

Los hay que son ricos en generosidad. Y los hay que son ricos al recibir los frutos de ese amor. Unos se enriquecen porque regalan. Otros, porque reciben regalos. Unos, porque aman; y otros, porque son amados... ¡Hay tanta riqueza en amar, como en dejarse amar!

martes, 13 de diciembre de 2011

Síndrome del minuto


Quizá exagero, pero creo que nos hemos vuelto esclavos de la cultura del minuto.

Basta con un minuto para hacer feliz a alguien con una sonrisa. En un simple minuto se puede salvar una vida. En sólo un minuto se puede amar y odiar, buscar y encontrar, dar y recibir, perdonar y ser perdonado, esperar, creer, vencer y ser derrotado, ganarlo todo y perderlo todo, ser o no ser. Por todo ello, alguien dijo una vez “¡carpe diem!”, vive cada minuto como si fuera el último, exprime el momento...

No voy a poner en duda que cada minuto es importante. Ni lo bien que suena. Ni que a todos —o casi todos— nos gusta “El club de los poetas muertos”. Ni el atractivo romanticismo de vivir la vida a tope y sin reservas. No voy a ponerlo en duda, porque es cierto.

Además, llevan años —si no siglos— bombardeándonos con esa idea: el pasado ya no existe, el futuro es incierto, vive el presente. Sólo existe el instante...

El problema —me parece— está en la velocidad de ese minuto. La cuestión es que el minuto no nos deja ver la hora, el día, la semana, el año, lo eterno...

martes, 6 de diciembre de 2011

Islas navideñas


No me refiero a accidentes geográficos. Como en otras ocasiones, me permito tomarle prestado el concepto a Benedicto XVI. Atrevido que es uno...

El pasado 2 de diciembre el Santo Padre recibió a un grupo de fieles llegados de la región alemana de Bavaria —su tierra natal— con quienes compartió reflexiones sobre el Adviento. El Papa explicó que, en nuestro tiempo, las auténticas tradiciones de Navidad se convierten en "islas de fe" para el alma en medio de momentos llenos de actividad desenfrenada y excesivo consumismo.

No me cansaré de decirlo: ¡qué gran sucesor de Pedro tenemos!

Porque tiene toda la razón. Y cada vez más. Si hasta los comercios que hacían referencia a la Navidad ya ni pronuncian la palabra en público y se dedican a felicitar las fiestas y colgar adornos asépticos y aconfesionales, no sea que alguien pueda molestarse. Recuerdo que hace años se decía que uno sabía que llegaba la Navidad gracias a las fachadas y anuncios de una gran superficie con logo triangular de fondo verde, que contrastaba con el silenciamiento público de tal palabra perpetrado por el resto de la sociedad. Dentro de poco, ni eso. La omisión del vocablo va calando.

martes, 29 de noviembre de 2011

Ocultos por la leyenda (negra)


Imaginen a un ejército armado reprimiendo y maltratando a una multitud de hombres, mujeres, ancianos y niños. Tratándolos como mercancía. Matándolos, incluso. Y a hombres de negocio haciendo eso, negocio.

Imaginen es ese momento a un hombre de vestimenta humilde y voz firme y poderosa. No por el timbre o potencia de su garganta, sino por el contenido de sus palabras, por la pureza de su alma. Un hombre que se encarama a un lugar elevado para que todos puedan oírle. Un hombre que no tiene miedo a represalias.

“Para daros a conocer estas verdades me he subido aquí yo, que soy la voz de Cristo en el desierto de esta isla. Y, por tanto, conviene que con atención no cualquiera, sino con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos, la oigáis; la cual voz os será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura y espantable y peligrosa que jamás no pensasteis oír.

Esta voz os dice que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes.

martes, 22 de noviembre de 2011

Un "empleo" feliz


Según un estudio publicado por la revista “Forbes”, realizado por la Organización Nacional de Investigación de la Universidad de Chicago, el sacerdocio está considerado como el empleo "más feliz" del mundo. Al menos para los norteamericanos.

Por detrás, y en este orden, se sitúan los trabajos de bombero, fisioterapeuta, escritor, profesor de educación especial, maestro en general, artista (escultores y pintores), psicólogo, agente de ventas e ingeniero.

Al parecer, la encuesta la realizaron valorando la apreciación que cada uno tiene del trabajo propio y ajeno. Y no sé por qué, pero me da la sensación que en España los resultados habrían sido diferentes. Conozco muchos maestros y la verdad es que siempre se están quejando. ¡Y también bastantes sacerdotes!

El sacerdocio no es un empleo. Ni aquí, ni en Estados Unidos. Al menos, el sacerdocio católico. Porque es cierto que en Estados Unidos fundar una iglesia puede ser un medio para ganarse la vida, pero aquí, quien lo haga por un sueldo, se equivoca. Y mucho.

martes, 15 de noviembre de 2011

La "buena" voluntad


El pasado once de noviembre, el Papa recibió a obispos responsables de la pastoral del voluntariado y a representantes de los organismos caritativos de la Unión Europea, que participan en el encuentro promovido por el Consejo Pontificio Cor Unum, en el Año Europeo del Voluntariado.

“En estos momentos caracterizados por la crisis y la incertidumbre —dijo Benedicto XVI—, vuestro compromiso es motivo de confianza, ya que demuestra que el bien existe y crece entre nosotros”. “Para los cristianos, el voluntariado no es sencillamente una expresión de buena voluntad. Se basa en su experiencia personal de Cristo”, afirmó, añadiendo que la gracia “nos ayuda a descubrir dentro de nosotros el deseo humano de solidaridad y la fundamental vocación al amor”.

Y es que la buena voluntad no basta. Dice el refrán que de buenas intenciones están llenos los cementerios. Aunque parezca reiterativo, la buena voluntad tiene que ser Buena. Con mayúsculas. Como dice el Papa, teniendo su origen en la experiencia personal con Cristo.

martes, 8 de noviembre de 2011

Diario de un catequista (V)


Cuando ruge la marabunta

Ese día aciago en que todo estaba preparado. Con mimo y esmero. Nunca habías llevado un tema tan trabajado, tan currado. Pero no hubo conexión. No hubo empatía. A los 15 minutos ya te habías dado cuenta de que aquello no iba a funcionar.

No te quepa la menor duda, ocurre. Y más de una vez. De esa reunión sales como puedes. Y no hay una regla universal. A veces hay que aferrarse al guión. Y otras, lanzarlo al aire y cambiarlo todo. Los seres humanos somos así de impredecibles.

En esos momentos regresas a casa llorando, o casi. Con el alma a jirones. El que lo ha probado lo sabe: no hay peor dolor que el del alma. Dolor por haberles fallado (a los chicos), por haberle fallado (a Dios).

Te apetece dejarlo todo en manos quizá más capaces. Huir. Olvidar.

martes, 1 de noviembre de 2011

Cementerios


Reconozco que no fue siempre así. Durante mucho tiempo huía de ellos. Los esquivaba. No me gustaban. De los cementerios, hablo. Hay mucha gente así. Quizá porque sólo acuden en estas fechas de noviembre cuando el ajetreo, el ruido y el comercio invaden la paz de estos lugares. Quizá porque los asocian al dolor por la pérdida de seres queridos o, al menos, conocidos. Quizá porque nos repele el culto a los muertos.

Y es que, efectivamente, un cementerio no es un lugar de culto a los muertos, ni a la muerte. Eso es más bien Halloween: disfrazarse de formas terroríficas e ir asustando al personal.

No. Será la edad, pero en los cementerios respiro muchas cosas...

¿La más visible? ¡Amor! Personas visitando las tumbas de otras personas que fueron algo en su vida, o incluso en la vida de otros que les precedieron. Personas que llevan flores y mantienen limpias las lápidas. Personas que rezan oraciones. Personas que sacrifican parte de su tiempo, su comodidad y su dinero no para rendir tributo a unos huesos, sino al amor que recibieron de y dieron a la persona cuyos restos visitan.

martes, 25 de octubre de 2011

Catequizando al catequista (IV)


Catequizando al catequista

Ya lo decía mi profesor de Derecho Civil: “nadie puede vender válidamente aquello que no es suyo”. Pues eso... Que nadie puede dar lo que no tiene. Ni guiar a nadie a un lugar cuya situación desconoce...

Ser catequista es algo muy gordo. En la mayoría de los casos, lo que tú consigas transmitir y enseñar será toda la base teológica, todo el estudio bíblico, todo el conocimiento sobre la historia de la salvación que esos chavales van a tener a lo largo de su vida. En otros momentos podrán vivir experiencias que enriquezcan su fe. Durante la catequesis, además de esas experiencias, encontrarán “razones” para esa fe, aprenderán el por qué de muchas cosas.

A medida que vayas avanzando, te sorprenderás de lo poco que saben de todos los aspectos de la vida religiosa y de la propia persona de Jesús. Desde por qué no se canta el Gloria en Adviento o el Aleluya en Cuaresma a quién fue Abraham. La primera vez que les nombré a Zaqueo ni les sonaba el nombre, y no les pidas que ordenen cronológicamente personajes del Antiguo Testamento. Si recuerdan los Diez Mandamientos —aún alterando el orden— tendrás suerte. Y no hablemos de rezar a diario o la Eucaristía semanal... Tampoco les hables de exigencia y compromisos que impliquen pequeñas renuncias y sacrificios. Cuando coincida la reunión de catequesis con la celebración de algún cumpleaños de un amigo o amiga entenderás de lo que hablo...

martes, 18 de octubre de 2011

¿Apropiación indebida?


A veces tengo la sensación de que somos pocos —quizá no tan pocos— y mal avenidos. Y no es algo nuevo, ni motivado por acontecimientos recientes y actuales. Lo cierto es que este tipo de pensamientos me han acompañado desde que mi conciencia transformó motivos hasta inconfesables en incipientes compromisos. Mi conciencia, y algo más.

Seguro que les ha pasado más de una vez. Y no siempre habrán estado en el mismo lado de la línea, aunque es cierto que se nota más cuando tienes la percepción de que te dejan “fuera”...

Al final de la jugada, de eso va el tema. Cuando te entregas a fondo a una causa, con el tiempo, corres como mínimo dos riesgos: considerar que tu opción es la mejor y más importante y, además, patrimonializarla. Y cuanto más insistimos y perseveramos, normalmente, hacemos más extremas las consecuencias de estos peligros.

martes, 11 de octubre de 2011

Diario de un catequista (III)


Buscando ayuda desesperadamente

A ver por dónde empiezo... Habrá que planificar estos dos años. Ni soy maestro, ni pedagogo. Vale. He sido monitor de tiempo libre y animador juvenil y no se me daba mal, aunque hace bastantes años. También tengo facilidad para hablar en público. Doy cursos para desempleados y los alumnos dicen que lo hago ameno y bien... Claro que lo de la catequesis es distinto a enseñar a hacer cualquier filigrana con el PhotoShop (y eso que el PhotoShop es inagotable).

He de reconocerlo: necesito ayuda técnica. Habrá que buscarla...

Primera opción, el párroco. A fin de cuentas, él me ha metido en esto (es una forma de hablar: ya sé que es algo entre Tú y yo). ¿Qué material se ha venido utilizando? ¿Qué hacemos? No sé en otros casos. En el mío la respuesta fue vaga y plena de libertad. Vamos, poco menos que un búscate la vida. Confianza ciega, oye. Espero que Dios se acuerde de escribir con renglones torcidos...

martes, 4 de octubre de 2011

Lecciones de humildad


Me cuesta. Siempre me ha costado. Por eso, probablemente, Dios se encarga de darme algún toque de vez en cuando. Y cuando lo hace duele doblemente: que te bajen del pedestal no es agradable, y reconocer tu pecado de soberbia y vanidad te hunde la moral.

Creo que esta vez ha escogido hasta el día. San Francisco de Asís, santo humilde entre los humildes, y enorme en su santidad.

El caso es que nos cuesta admitir las aportaciones de otros. Consideramos nuestro trabajo como nuestro, como un coto privado, como propiedad personal. Esto nos ocurre mucho a los creativos.

No me cuesta crear. Tengo un don. No siempre serán obras de arte, pero sí tienen cierto nivel. Algunas cosas me salen más “redondas” —no, no me quedan abuelas— que otras, pero en general, son trabajos más que aceptables. Sobre todo, teniendo en cuenta los medios y las condiciones. Y la paga: gratis.

martes, 27 de septiembre de 2011

Diario de un catequista (II)


¿Catequesis...? ¿Qué catequesis?

Vale. Ya he dicho que sí. Pero, aterrizando, ¿a qué he dicho sí? ¿Catequesis? Me suena a Catecismo. A preguntas y respuestas aprendidas de carrerilla.

Precisamente, dice el Catecismo de la Iglesia, en su número 5, "que la catequesis es una educación en la fe de los niños, de los jóvenes y adultos que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgánico y sistemático con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana".

Educar en la fe, doctrina cristiana, enseñanza, ... No sé yo... No me veo de maestro. Y además, en los tiempos que corren, ¿tiene sentido la catequesis? O mejor, ¿tiene cabida?
En ese primer momento quizá no eres del todo consciente. Será porque uno tiene su fe más o menos clara y su vida cristiana organizada. Será porque tiendes a pensar que todos en la Iglesia estamos en lo mismo, incluidos los chavales que se han apuntado a Catequesis. La verdad es que no tardas mucho en darte cuenta de que eso no es del todo cierto, que no hay que dar nada por sentado.

martes, 20 de septiembre de 2011

Las otras bendiciones


Si ustedes las han solicitado alguna vez, quizá saben de qué hablo. Si van a su Obispado —o directamente en la Librería Vaticana, en Roma— pueden solicitar un pergamino con la bendición del Papa. Suele hacerse con motivo de la celebración de matrimonios, aniversarios de boda y hasta bautizos. En función del modelo que escojan —los hay que incorporan foto— les invitarán al pago de una pequeña cantidad de dinero. Lo que quizá muchos de ustedes no sepan es el destino de esos euros.

Pues no es ningún secreto. Todos los años, entre los meses de septiembre y octubre, la Santa Sede hace pública una memoria que contiene las actividades del año anterior, incluyendo los datos de la gestión económica.

De esta manera, es posible saber que esas pequeñas cantidades que ustedes aportan cuando solicitan esas “bendiciones”, una vez descontados los gastos de impresión y envío, son destinadas al auxilio directo a familias necesitadas. En concreto, alrededor de siete mil familias se beneficiaron de ello en el año 2010.

martes, 13 de septiembre de 2011

Diario de un catequista (I)


¿Catequista? ¿De Confirmación? ¿Yo?

Se graba a fuego. Imborrable. Aquel inolvidable —y terrible— momento en el que tu disponibilidad se convierte en propuesta y encargo. ¿Y ahora yo que hago? Si es que soy un “bocas”. ¿Pero Tú me has visto bien? ¿Crees que valgo para esto? Dos años después, en la recta final, todavía sigo haciéndome esas preguntas. En realidad me las he estado haciendo viernes sí, viernes no, y también el del medio.

Todo se mezcla: el orgullo de ser llamado y la responsabilidad de la llamada. ¿Lo haré bien? Si yo mismo pienso a veces que necesito todavía ser catequizado, que me falta todavía tanto camino por andar, tanto por entender, tanto que confesar...

Es entonces cuando te das cuenta que no está en tus manos. Que la única posibilidad es la confianza, la esperanza en que Dios no te va a dejar que lo estropees. No sólo por ti, sino sobretodo por los chavales que pone a tu cuidado.

En ese momento cuando comprendes que tu misión es intentar dejar a Dios actuar a través tuyo. Y es entonces cuando las mayores dudas te asaltan.

martes, 6 de septiembre de 2011

Recemos, pues


No todo el mundo lo sabe, pero mensualmente el papa propone a todos los católicos rezar —demás de por razones particulares y genéricas— por intenciones concretas y de actualidad.

Para este mes de septiembre, Benedicto XVI nos invita a rezar “por todos los docentes, para que sepan trasmitir el amor a la verdad y educar en los valores morales y espirituales auténticos” y “para que las comunidades cristianas dispersas en el continente asiático proclamen el Evangelio con fervor, dando testimonio de su belleza con la alegría de la fe”. Sin duda, dos bellas intenciones. Dos bellos motivos para orar, y mucho...

Como dice el prefecto de la Congregación para la educación católica, el cardenal Zenon Grocholewski, “frente al relativismo que concierne a los valores y las verdades fundamentales de la vida”, debemos aspirar “a transmitir el amor a la verdad”, porque “si no se sabe lo que es el bien y el mal, si todo es relativo, entonces surge la pregunta ¿en qué educamos?”.

Son muchos los profesores que, más allá de materias y conocimientos, intentan transmitir modelos de convivencia y de amor, que intentan ser maestros de vida.

martes, 30 de agosto de 2011

Hasta las piedras


Dos mensajes bien distintos y una tentación.

Por un lado, el mensaje de aquéllos que quieren callar la voz de la Iglesia. O disimularla. O disminuirla. El de aquéllos que piensan que la fe debe llevarse en silencio, en lo oculto, en lo privado, para que nadie se moleste, para que no moleste. El de aquéllos que proclaman el laicismo combativo como un bien que debe sacar a Dios y a la religión de la vida pública, reduciéndole su espacio vital al perímetro craneal de  la persona. El de aquéllos —éstos mismos— que, en nombre de la libertad y la tolerancia, pretenden imponer esta visión —su visión— al resto...

En el otro lado, el mensaje que tan bien ha recordado y resumido el Papa durante esta Jornada Mundial de la Juventud, refrendado por la presencia masiva de jóvenes: "no os guardéis a Cristo para vosotros mismos". Y no sólo eso: implicaros "en las parroquias, comunidades y movimientos", porque "el mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios”...

martes, 23 de agosto de 2011

Soltarse la melena


De verdad que cada vez me gusta más este Papa. No todo el mundo —muchos de ellos, católicos— le reconocerá sus méritos, pero suceder al gran Juan Pablo II sin dejar que le echemos de menos no está al alcance de cualquiera. Pese a su físico menudo, su edad avanzada, su suave voz, éste es un gran Papa. Sin duda, el Espíritu Santo acertó con su elección.

No voy a descubrir la talla intelectual de Benedicto XVI porque es algo evidente e incontestable. De hecho, incluso muchos se valen de esta condición de “ratón de biblioteca” y lúcida mente para atribuirle una frialdad o lejanía de la realidad que no es cierta. ¿De qué les habló? Repasen las imágenes, las palabras y los gestos de la Vigilia en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid.

A Benedicto XVI, los que le queremos, le hemos visto crecer. Desde aquel humilde siervo de Dios que, casi agazapado y pidiendo disculpas, salió al balcón de la Basílica de San Pedro, al que aguantó el chaparrón junto a los jóvenes y rompió el guión en esa fantástica noche del 20 de agosto de 2011.

Benedicto XVI se “soltó la melena”, literalmente con los jóvenes. Literalmente, porque llevaba el pelo bastante largo..., pero también porque se hizo uno más entre ellos. Un pequeño y frágil anciano que mostró toda la juventud de su corazón.

martes, 16 de agosto de 2011

Debo ser un fundamentalista


Llevo años notándolo. Cada vez me estoy volviendo más extremista, más radical: o se es o no se es...

Dice un proverbio chino que “el bien y el mal no van por el mismo camino, de la misma manera que el hielo y el carbón no caben en la misma estufa”. Sin embargo, algo así es lo que hacemos nosotros con nuestras vidas: combinamos buenas obras con otras no tan buenas y algunas decididamente malas. La suerte que tenemos es que la llama de nuestra estufa no proviene del material de nuestras acciones y nunca se apaga.

No se puede ser cristiano a medias. O al menos eso creo y me reafirmo cada vez con mayor fuerza. Por eso digo lo de fundamentalista. Eso no significa que para ser cristiano uno tenga que ser perfecto o un santo. Todos tenemos nuestras debilidades y reconocerlas es un primer paso para superarlas. Porque a lo que un cristiano no puede renunciar es a intentar ser perfecto, a ser un santo.

Claro que no es un camino fácil, ni corto. Lleva toda una vida. Y por suerte, quien al final tendrá que juzgar nuestros intentos lo hará con benevolencia y misericordia infinitas. Pero no vale tumbarse a esperar que Dios haga todo el trabajo, ni convertir nuestra fe en un bote de píldoras que consumimos al gusto según el color.

martes, 9 de agosto de 2011

Cosas de obispos, y cosas que no ...


Tengo un amigo al que ya conocen de oídas —más bien de leídas— que ya me ha dado pie para alguna de estas columnas. Es un tipo majo, buena persona, comprometido y, seguro, mejor cristiano que yo... Pero de vez en cuando suelta algunas “perlas” que, desde luego, no tienen desperdicio.

La última, en un contexto de conversación crítica con la jerarquía de la Iglesia (sí, es de esos que diferencian entre cristianos de base e institución) fue soltar algo así como que nunca había visto a un obispo en un acto reivindicativo de “Pobreza Cero”, pero que sí que iban al frente de la manifestación cuando se trataba de la clase de Religión... Conclusión: la jerarquía católica cada vez está más alejada de los fieles o, en el mejor de los casos, no sabe explicarse.

Creo en verdades absolutas, pero opino que son difíciles de alcanzar y de expresar humanamente y que, por tanto, en nuestras opiniones y afirmaciones siempre habrá espacio para matices, verdades y falsedades...

martes, 2 de agosto de 2011

No es necesario..., pero ayuda


Llevo mucho tiempo en la parroquia intentando organizar una peregrinación a Tierra Santa. Ya he estado y creo que a todo cristiano le vendría bien la experiencia. Quizá no sea necesario visitar los Santos Lugares por los que Jesús transitó en vida, pero ayuda a conocerle mejor.

Argumentan muchos que eso es simplemente turismo, que es caro, y que el dinero que cuesta es mejor reservarlo para obras de caridad. Probablemente tienen parte de razón.

Es cierto que muchas personas viven de las peregrinaciones cristianas a Tierra Santa. En concreto, bastantes palestinos cristianos y, por supuesto, todos los religiosos —especialmente los franciscanos, que son mayoría— que cuidan y protegen aquellos santuarios que son parte de nuestra historia cristiana.

También es cierto que es caro, pero es que viajar se ha convertido en un lujo no barato. y más con la crisis que está cayendo. Dedicar ese dinero a obras de caridad entre los más cercanos puede ser una buena alternativa. Sólo que la mayoría de las veces, ese dinero o buena parte de él, se destina al más cercano de todos: a uno mismo.

martes, 26 de julio de 2011

¿Cuándo fue la última vez?


No. No es una pregunta maliciosa. En realidad, ni siquiera es una, sino un cúmulo de preguntas: ¿cuándo fue la última vez que se arrodilló ante algo o ante alguien?; ¿cuándo acudió por última vez a un confesionario?; ¿cuánto tiempo ha pasado desde que pidió consejo a un sacerdote ante un problema o una decisión importante?; ¿cuándo leyó —no escuchó— un pasaje de la Biblia por última vez?; ¿cuánto hace que no reza un “Padrenuestro” en solitario y en silencio?

Y ahora, permítame cambiar la pregunta. ¿Cuánto hace desde su última visita al médico? ¿O a la farmacia para comprar medicinas, o alguna pomada? ¿O que un familiar o vecino le recomienda una dieta?

Pues eso. Cuidar la salud es importante, pero no sólo la del cuerpo, sino también la del alma.

martes, 19 de julio de 2011

¿imposible?


Estos días me ronda por la cabeza una vieja canción que solía cantar gente del movimiento de los Focolares —y algunos otros— allá por la década de los ochenta. Lo cierto es que no consigo recordar la melodía ni la letra de las estrofas, pero sí del estribillo. Decía algo así como que “es imposible no creer en Ti, es imposible no encontrarte a Ti, es imposible no hacer de Ti mi ideal”...

De verdad que si alguien la recuerda y me la tararea se lo agradeceré, pero ése no es el tema que pensaba plantearles. Viendo el mundo que nos rodea, el importante número de los que se declaran agnósticos, ateos, o no practicantes, ¿es imposible no creer en Ti?

Me temo que en aquellos años post-hippie pecábamos de inocencia y que en las décadas posteriores hemos pecado de todo lo demás.

martes, 12 de julio de 2011

Imaginaciones mías


Un buen amigo me ha recordado recientemente nuestro viaje a Egipto que prácticamente concluyó con la ascensión al Monte Sinaí...

Además de a las personas —tanto a los viajeros como a los egipcios que se cruzaron en nuestra ruta— recuerdo de aquel viaje algunas cosas con especial sentimiento.

La primera y más llamativa, el Nilo. La fuerza calmada de un río que es capaz de hacer verde el desierto y cobijar y dar vida, convirtiendo un entorno hostil en la imagen más cercana al Paraíso que puedo imaginar hecha realidad. Serán imaginaciones mías, pero cuando pienso en el Nilo tengo la sensación de que nuestra vida como cristianos debería parecerse al discurrir de ese río.

martes, 5 de julio de 2011

Elogio de lo necesario


Lo reconozco: soy casi adicto a la tecnología, como mucha gente. Y digo “casi” porque gracias a Dios mi poder adquisitivo y el miedo a mi mujer —que en más de una ocasión me ha amenazado con “embargarme” la nómina— impiden que sea un adicto pleno.

En realidad, es medio en broma..., pero medio en serio. Cuando conozco de la existencia de ciertos aparatos con ciertas prestaciones me inunda un cosquilleo en el estómago que para mí que no es sano. Hambre, propiamente dicha. Una nueva cámara u objetivo de Nikon, el nuevo modelo de motocicleta —la mía ya tiene cinco años— o el nuevo cachivache de la empresa de la manzana (estoy enfadado con ellos y no voy a decir el nombre), ...

La cosa no llega a mayores. Un poco de dientes largos y el propósito de comprar un cupón de la ONCE (algo que no hago, así que nunca me toca). Pero no dejo de preguntarme si es simplemente porque no puedo pagar tales lujos “de estar a la última”, o porque realmente soy consciente de lo que en cada momento necesito realmente. Mi D-200 es una máquina excelente (aunque ya haya sido superada con creces) y tengo un respetable juego de objetivos para la misma. La moto funciona y cumple su cometido. Y aunque tampoco sean “lo último”, de informática estoy bien surtido, y todavía no me he encontrado con nada que quiera hacer que no haya podido por falta de “máquina”.

Aún así... ¡Es que es tan fácil caer en las redes de la tentación (perdón, adicción)!

martes, 28 de junio de 2011

Quo vadis domine?


Antes de comenzar, propósito de enmienda. Me he propuesto ser más breve. Al final, veremos si lo he conseguido...

En las afueras de Roma, en una cuneta de la Vía Apia, hay una pequeña capilla que alberga, impresa sobre una piedra, unas huellas de pisadas. Cuenta la tradición que justo en aquel lugar se apareció Jesucristo a San Pedro mientras huía de Roma, pues había sido advertido de su posible prendimiento y muerte.

Cuenta la misma tradición que San Pedro, al ver al Maestro que caminaba en dirección a Roma, le hizo la célebre pregunta: ¿Quo vadis, Domine? (¿A dónde vas, Señor?). Y Jesús, sin recriminarle nada, simplemente le dijo que si él (Pedro) se iba de Roma, Él (Dios) tendría que ir en su lugar para volver a ser crucificado.

Pedro, que por fin había aprendido la lección, dio media vuelta y regresó a Roma donde fue martirizado y enterrado...

martes, 21 de junio de 2011

Cargo y encargo


Les dan un cargo y cambian. Y no necesariamente a mejor. Al contrario, la mayoría de las personas reaccionamos mal cuando nos dan una “poltrona”. Entiéndanme: a todos —o a casi todos— nos gusta un dulce. El problema es que tendemos a considerar el cargo como un nombramiento, un triunfo, un premio, un reconocimiento. De forma imperceptible, es fácil comenzar un proceso de endiosamiento que, depende del cargo, su duración y de aquellos que nos rodean, puede llegar a hacernos perder incluso el contacto con la realidad, y con la razón de nuestro estar ahí.

Nuestros amigos seguirán cerca, pero les costará más tener acceso a nosotros. Nuevos “amigos” surgirán, conseguirán acercarse y construirán —con nuestro beneplácito y/o pasividad— una barricada, una maraña de filtros que nos permitan vivir cómodos y ajenos, impolutos. Al final, dejamos de pisar el barro.

Es humano. Vanidad, orgullo, poder, gloria, éxito. No somos inmunes a nada de esto. Todos podemos ser tentados. Nadie está a salvo. Nadie dijo nunca que fuera fácil ser santo. Nadie dijo nunca que fuera fácil colocar nuestro corazón en el tesoro del Cielo.

martes, 14 de junio de 2011

Querer quererle


Aunque no sea literal, visualicen la escena...

Pedro —todavía no santo— y Jesús que le pregunta si le ama más que éstos (en referencia a los discípulos y a todos nosotros). Pedro le responde, pero no exactamente a la pregunta:

—Señor, sabes que te quiero.

Entonces Jesús le vuelve a preguntar —con una pequeña variación sobre la anterior— si le amaba, sin exigirle ser el que más le ama. Pero Pedro tampoco responde con exactitud y repite la frase:

—Señor, sabes que te quiero.

Jesús le vuelve a interrogar, y con un nuevo cambio en su pregunta, sustituyendo el verbo “amar” por el verbo “querer”, que era precisamente el que venía utilizando el discípulo. Y Pedro, ya angustiado, al límite, busca la seguridad de su respuesta en el mismo Jesús, como si comenzase a dudar de sí mismo:

—Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero.

martes, 7 de junio de 2011

Desgraciadamente, depende


Hay sacerdotes que llenan los templos, y otros que ahuyentan a la gente. La idea no es mía. La he escuchado en bastantes ocasiones entre personas con responsabilidad dentro de la Iglesia, y también entre seglares más o menos comprometidos. Parece como si la “vida” de una parroquia dependiera del párroco, del cura.

Supongo que algo de eso hay desde el momento que al sacerdote se le entrega el cuidado (“cura”) de las almas de sus feligreses. Desgraciadamente, una asimilación reduccionista de esta visión nos trae al párrafo con que comenzaba esta entrada.

Permítanme centrarme en el adverbio utilizado: “desgraciadamente”.

Miren... Que el sacerdote tenga “cura de almas” no significa que nosotros no la tengamos. Creo que el primer responsable de cuidar de su alma es uno mismo. Despreocuparse de este aspecto, o responsabilizar de cierta dejadez a la actitud o formas de un cura supone —a mi modo de ver— caminar por una línea muy cercana al suicidio. Espiritual, pero suicidio. Quien huye de la Iglesia a causa de un sacerdote se hace daño a si mismo. Y con eso no digo que el presbítero no tenga su parte de responsabilidad...

martes, 31 de mayo de 2011

A tiempo completo


El Papa lo recordaba explícitamente hace unos meses. El sacerdocio es una vocación “full-time”, a tiempo completo —venía a decir el Santo Padre.

El sacerdote no puede serlo sólo durante unas horas al día. Su ocupación pastoral debería extenderse a lo largo de las 24 horas, siete días a la semana, doce meses al año. Puede haber descansos. Son necesarios. Pero no vacaciones. Un sacerdote de Dios Altísimo lo es siempre y a todas horas, aunque él —la persona— no quiera.

Es doloroso ver templos cerrados un día a la semana —o más— porque el sacerdote tiene que descansar. Ya sé que faltan trabajadores en la mies, pero ¿seguro que no se pueden organizar mejor en estos casos?

Si una persona escogió ser sacerdote por la paga o las vacaciones creo que se equivocó. Son los riesgos de la profesionalización. Ser sacerdote es algo más. En realidad, es mucho más...

martes, 24 de mayo de 2011

Razones para amar


En un calendario de una orden religiosa, en el mes de marzo, se lee la siguiente frase: “No nos tendrían que preocupar las raíces, sino los frutos”. Quiero pensar que la cita pretende hacer referencia a que podemos y debemos trabajar codo con codo junto a quienes, incluso desde diferentes convicciones religiosas, persiguen los mismos fines. Lo que sucede es que no tengo tan claro que podamos tener los mismos fines. Al menos, a largo plazo.

Supongo que los frutos son importantes. No lo supongo, lo sé. Por sus frutos los conoceréis... Pero también el mal da frutos e incluso pueden tener apariencia de buenos, así que me parece que el tema de las raíces también debe tener su importancia, ¿no? De hecho, un buen puñado de flores venenosas son bellas y llamativas. La maldad no se anuncia como malvada en carteles luminosos.

Es innegable que la buenas obras tienen un valor intrínseco por su bondad. También es cierto que Dios puede escribir con renglones torcidos y sacar bien del mal (aunque eso me parece que sólo está a su alcance). Pero creo que para los cristianos, las razones de esas buenas obras son importantes. Esenciales.

martes, 17 de mayo de 2011

Lo que tiene el atrevimiento

La ignorancia tiene eso: es muy atrevida. O la temeridad. O una mezcla de ambas... Lo cierto es que hay que ser muy atrevido para exponerse en público de esta manera. Aunque también es verdad que el riesgo no es grande —al menos de momento— habida cuenta de la escasa publicidad dada a este sitio y su número de visitas. Hace casi un año que la web está funcionando “en pruebas” y “de tapadillo” y quizá nunca pase de ahí. En las últimas dos semanas se han contabilizado —por curiosidad, porque no será nunca el criterio dominante— apenas 200 visitas. Será lo que Dios quiera, o no será...

Pero volviendo al tema: hay que ser muy atrevido. O temerario.

Atrevimiento por pensar que una iniciativa de este tipo —una más— era necesaria y podía funcionar. Hay otros magníficos portales de recursos católicos. Y Google permite encontrar casi de todo en Internet. Aún así, aquí estamos. No hay mucho, de momento. Bastantes cosas —y muy buenas— en agenda, aunque tampoco una explosión. Muchas llamadas, respuestas contadas. Voluntad, y poco tiempo... Es lo que hay.

martes, 10 de mayo de 2011

¿Obligación o devoción?


Dos hechos irrefutables —los hechos tienen la manía de ser así— y unas declaraciones.

Primer hecho: el número de personas atendido por Cáritas se ha doblado en dos años por motivo de la crisis.

En realidad, puede que haya hecho algo más que doblarse y Cáritas no está sola en esta lucha. Sus cifras no son las únicas.

No me cabe duda de que ha sido la familia —mal llamada tradicional— extensa, la que ha soportado y amortiguado la situación económica en este país. Es así, aunque sea un parámetro de difícil medición.

En cualquier caso, es evidente la realidad de muchas personas que viven a nuestro lado y la necesidad de ayuda y apoyo.

Segundo hecho: el número de voluntarios en España desciende y está por debajo de las cifras que se dan en otros países europeos. Sin embargo, la colaboración económica o material refleja una tendencia al alza.

martes, 3 de mayo de 2011

Temor de Dios


Hace unos días circulaba por una autovía y sentí miedo. El miedo de los que transitaban. Mi propio miedo... Pequeños toques de freno, miradas —más de las necesarias— al salpicadero para controlar la velocidad, aglomeraciones (todos en un carril, en fila india), adelantamientos interminables.

Entonces me vino a la cabeza. Hemos olvidado el santo temor a Dios y lo hemos sustituido por el pánico a la Guardia Civil de Tráfico. En ese momento sentí tristeza.

No es que sea triste que respetemos las normas de circulación, aunque hay algunas que son estúpidas, contraproducentes e incluso imposibles de cumplir, de verdad. No es que sea triste mirar con cierto temor a los representantes de la Autoridad que velan por nuestro bien, aunque hay momentos y situaciones en los que parece que su fin es otro. No es que sea triste respetar unas normas que pueden velar por nuestra seguridad y nuestras propias vidas, y la de los demás.

martes, 26 de abril de 2011

Excusas


Si las buscas, siempre encuentras. Las hay muy socorridas y de todo tipo. Desde “mi mamá no me deja” hasta todo un clásico: “no tengo tiempo”. También funciona el “no llevo suelto”, “no está en mi mano”, “el que hace lo que puede no está obligado a más”, y muchas otras que todos alguna vez —en realidad, muchas veces— hemos usado.

A veces es simplemente porque tu equipo perdió el día anterior, ha salido nublado, o un tipo (o tipa) —bueno, dejémoslo en “alguien”— aparcó la mitad de su coche en la puerta de tu garaje...

Esos días, cuando apenas llevas en pie una hora, ya sabes que las cosas van a ir mal. Y pobre de aquél al que pilles en medio. Puede que sea el coche aparcado el que se lleve una patada. Quizá otro conductor se lleve tus gritos y “buenos deseos” para el día que comienza. Quien sabe si un compañero de trabajo que te dirigirá una mala mirada...

El caso es que siempre encontrarás un factor externo a ti que lo explique todo, que justifique tu actitud y tu forma de proceder.

martes, 19 de abril de 2011

Confundir fin y medio


A fuerza de escuchar soflamas y grandes palabras, nuestra sociedad comienza a confundir las cosas. Ya lleva tiempo. Al menos, me da esa impresión.

Lo comento a raíz de los acontecimientos que han convulsionando el norte de Africa hace unos meses y que poco a poco parecen estabilizarse: la comunidad internacional está actuando militarmente en Libia, mientras las protestas se han acallado en países como Jordania, Marruecos o Bahrein, y se reprimen duramente en Siria, sin contestación exterior.

No quiero entrar en justificaciones, ni en ponerme del lado de dictadores con apariencia democrática. No dudo de la existencia de razones más que sobradas para que un pueblo pueda levantarse contra sus tiranos, ni de las buenas intenciones de muchos de los manifestantes, ni de la mala fe de otros, que se entremezclan y aprovechan de aquéllos.

martes, 12 de abril de 2011

Poder y Gloria ...


O sólo gloria. A la mayoría de los mortales —¡qué manía!, si somos inmortales, en realidad— nos basta con eso. Ya dice el dicho que todo el mundo tiene derecho a sus cinco minutos. Además, somos humanos. Necesitamos el reconocimiento de los demás, las palmadas en la espalda y el aplauso cuando acertamos, cuando hacemos las cosas bien. La verdad es que también —especialmente— cuando las hacemos mal. ¿Por qué negarlo? Al César, lo que es del César...

Pero, ¿qué ocurre cuando se trabaja para Dios, o se dice trabajar para Él, cuando nos empeñamos en labores para anunciar su Reino? ¡Resulta tan fácil decirlo y tan difícil sentirlo!

No sé a ustedes, pero a mí me ocurre a menudo. Intento hacer las cosas —sobre todo éstas— de la mejor manera posible. Que sean originales, impactantes, que cumplan su cometido, para mayor gloria de Dios. Me lo repito, constantemente. Lo digo a todo el que quiera escuchar: a mayor gloria de Dios. Y sin embargo..., ¡cuesta tanto aislar eso del reconocimiento personal que tu labor va a tener o merece! La mente va más rápida que la voluntad. Estás creando, no has acabado, y ya estás imaginando las repercusiones, los asentimientos, las muestras de alabanza. ¡Cuánto daño hace el aplauso, y también su ausencia! ¡Es tan fácil decirlo y tan difícil sentirlo!

martes, 5 de abril de 2011

¿Desconocimiento u omisión?


El día 15 de febrero saltaba la noticia en la prensa generalista. Bajo un sugerente titular —”¿Han visitado extraterrestres la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén?”— la noticia se hacía eco de un par de vídeos que circulan por Youtube y que recogerían el momento en que “una bola de luz blanca desciende lentamente sobre la Explanada (tercer lugar más sagrado para el islam), planea durante unos diez segundos sobre la dorada Cúpula de la Roca y vuelve a ascender al espacio a gran velocidad”. He preferido copiar y pegar y entrecomillarlo...

¿De extraterrestres? ¿De OVNIs? ¿De esto va hoy...? Pues no.

No soy judío. Ni pro-semita. Ni anti-musulmán. Pero hay cosas que, por desconocimiento o por omisión, claman al cielo. Para que no haya dudas, creo en el derecho de judíos y palestinos —no todos son musulmanes, también los hay cristianos (otra omisión imperdonable)— a convivir en paz en la tierra de sus antepasados. Creo en la necesidad de dos estados independientes que se respeten y reconozcan mutuamente, y que colaboren como buenos vecinos y compartan sus recursos. Sé que el tema de Jerusalén es conflictivo y de difícil solución, aunque también es cierto que es un lugar donde cohabitan —convivir es otra cosa— personas de las tres religiones implicadas sin demasiados enfrentamientos...

martes, 29 de marzo de 2011

El virus de la corrupción


Probablemente comenzó como una chiquillada. Quizá fue una breve mentira, un simple ocultamiento, algo insignificante... Pero allí estaba el germen, la enfermedad con todo su potencial.

Si nadie se entera, no pasa nada. Si algo no se ve, no existe. Es cierto: algo te dice que aquello no está del todo bien. Por eso lo escondes. Te escondes. Pero como no puedes huir de ti mismo, comienzas a justificarte...

En realidad, te han dicho que aquello no está bien, pero lo cierto es que, en tu situación, todos harían lo mismo. De hecho, lo hacen. ¿Por qué ser el único pringado que no saca tajada? Te han comido el coco para mantenerte oprimido, sometido. Ese sentimiento de culpa es fruto de una educación represiva y represora.

Y así, se comienza con poco. No es algo importante. No es grande, ni aparatoso. Es lo comúnmente aceptado. La línea se convierte en franja y los bordes se difuminan. Nos movemos en el terreno de lo “socialmente tolerable”.