En vivo y en directo. Autocrítica sin tapujos, llamando a las cosas por su nombre. Basta de excusarse en el mundo, la vida o la sociedad. ¿Acaso no formamos parte del mundo? ¿No somos dueños de nuestra vida? ¿No somos los que sostenemos esta sociedad?

martes, 29 de marzo de 2011

El virus de la corrupción


Probablemente comenzó como una chiquillada. Quizá fue una breve mentira, un simple ocultamiento, algo insignificante... Pero allí estaba el germen, la enfermedad con todo su potencial.

Si nadie se entera, no pasa nada. Si algo no se ve, no existe. Es cierto: algo te dice que aquello no está del todo bien. Por eso lo escondes. Te escondes. Pero como no puedes huir de ti mismo, comienzas a justificarte...

En realidad, te han dicho que aquello no está bien, pero lo cierto es que, en tu situación, todos harían lo mismo. De hecho, lo hacen. ¿Por qué ser el único pringado que no saca tajada? Te han comido el coco para mantenerte oprimido, sometido. Ese sentimiento de culpa es fruto de una educación represiva y represora.

Y así, se comienza con poco. No es algo importante. No es grande, ni aparatoso. Es lo comúnmente aceptado. La línea se convierte en franja y los bordes se difuminan. Nos movemos en el terreno de lo “socialmente tolerable”.