En vivo y en directo. Autocrítica sin tapujos, llamando a las cosas por su nombre. Basta de excusarse en el mundo, la vida o la sociedad. ¿Acaso no formamos parte del mundo? ¿No somos dueños de nuestra vida? ¿No somos los que sostenemos esta sociedad?

martes, 26 de julio de 2011

¿Cuándo fue la última vez?


No. No es una pregunta maliciosa. En realidad, ni siquiera es una, sino un cúmulo de preguntas: ¿cuándo fue la última vez que se arrodilló ante algo o ante alguien?; ¿cuándo acudió por última vez a un confesionario?; ¿cuánto tiempo ha pasado desde que pidió consejo a un sacerdote ante un problema o una decisión importante?; ¿cuándo leyó —no escuchó— un pasaje de la Biblia por última vez?; ¿cuánto hace que no reza un “Padrenuestro” en solitario y en silencio?

Y ahora, permítame cambiar la pregunta. ¿Cuánto hace desde su última visita al médico? ¿O a la farmacia para comprar medicinas, o alguna pomada? ¿O que un familiar o vecino le recomienda una dieta?

Pues eso. Cuidar la salud es importante, pero no sólo la del cuerpo, sino también la del alma.

martes, 19 de julio de 2011

¿imposible?


Estos días me ronda por la cabeza una vieja canción que solía cantar gente del movimiento de los Focolares —y algunos otros— allá por la década de los ochenta. Lo cierto es que no consigo recordar la melodía ni la letra de las estrofas, pero sí del estribillo. Decía algo así como que “es imposible no creer en Ti, es imposible no encontrarte a Ti, es imposible no hacer de Ti mi ideal”...

De verdad que si alguien la recuerda y me la tararea se lo agradeceré, pero ése no es el tema que pensaba plantearles. Viendo el mundo que nos rodea, el importante número de los que se declaran agnósticos, ateos, o no practicantes, ¿es imposible no creer en Ti?

Me temo que en aquellos años post-hippie pecábamos de inocencia y que en las décadas posteriores hemos pecado de todo lo demás.

martes, 12 de julio de 2011

Imaginaciones mías


Un buen amigo me ha recordado recientemente nuestro viaje a Egipto que prácticamente concluyó con la ascensión al Monte Sinaí...

Además de a las personas —tanto a los viajeros como a los egipcios que se cruzaron en nuestra ruta— recuerdo de aquel viaje algunas cosas con especial sentimiento.

La primera y más llamativa, el Nilo. La fuerza calmada de un río que es capaz de hacer verde el desierto y cobijar y dar vida, convirtiendo un entorno hostil en la imagen más cercana al Paraíso que puedo imaginar hecha realidad. Serán imaginaciones mías, pero cuando pienso en el Nilo tengo la sensación de que nuestra vida como cristianos debería parecerse al discurrir de ese río.

martes, 5 de julio de 2011

Elogio de lo necesario


Lo reconozco: soy casi adicto a la tecnología, como mucha gente. Y digo “casi” porque gracias a Dios mi poder adquisitivo y el miedo a mi mujer —que en más de una ocasión me ha amenazado con “embargarme” la nómina— impiden que sea un adicto pleno.

En realidad, es medio en broma..., pero medio en serio. Cuando conozco de la existencia de ciertos aparatos con ciertas prestaciones me inunda un cosquilleo en el estómago que para mí que no es sano. Hambre, propiamente dicha. Una nueva cámara u objetivo de Nikon, el nuevo modelo de motocicleta —la mía ya tiene cinco años— o el nuevo cachivache de la empresa de la manzana (estoy enfadado con ellos y no voy a decir el nombre), ...

La cosa no llega a mayores. Un poco de dientes largos y el propósito de comprar un cupón de la ONCE (algo que no hago, así que nunca me toca). Pero no dejo de preguntarme si es simplemente porque no puedo pagar tales lujos “de estar a la última”, o porque realmente soy consciente de lo que en cada momento necesito realmente. Mi D-200 es una máquina excelente (aunque ya haya sido superada con creces) y tengo un respetable juego de objetivos para la misma. La moto funciona y cumple su cometido. Y aunque tampoco sean “lo último”, de informática estoy bien surtido, y todavía no me he encontrado con nada que quiera hacer que no haya podido por falta de “máquina”.

Aún así... ¡Es que es tan fácil caer en las redes de la tentación (perdón, adicción)!