En vivo y en directo. Autocrítica sin tapujos, llamando a las cosas por su nombre. Basta de excusarse en el mundo, la vida o la sociedad. ¿Acaso no formamos parte del mundo? ¿No somos dueños de nuestra vida? ¿No somos los que sostenemos esta sociedad?

martes, 30 de agosto de 2011

Hasta las piedras


Dos mensajes bien distintos y una tentación.

Por un lado, el mensaje de aquéllos que quieren callar la voz de la Iglesia. O disimularla. O disminuirla. El de aquéllos que piensan que la fe debe llevarse en silencio, en lo oculto, en lo privado, para que nadie se moleste, para que no moleste. El de aquéllos que proclaman el laicismo combativo como un bien que debe sacar a Dios y a la religión de la vida pública, reduciéndole su espacio vital al perímetro craneal de  la persona. El de aquéllos —éstos mismos— que, en nombre de la libertad y la tolerancia, pretenden imponer esta visión —su visión— al resto...

En el otro lado, el mensaje que tan bien ha recordado y resumido el Papa durante esta Jornada Mundial de la Juventud, refrendado por la presencia masiva de jóvenes: "no os guardéis a Cristo para vosotros mismos". Y no sólo eso: implicaros "en las parroquias, comunidades y movimientos", porque "el mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios”...

martes, 23 de agosto de 2011

Soltarse la melena


De verdad que cada vez me gusta más este Papa. No todo el mundo —muchos de ellos, católicos— le reconocerá sus méritos, pero suceder al gran Juan Pablo II sin dejar que le echemos de menos no está al alcance de cualquiera. Pese a su físico menudo, su edad avanzada, su suave voz, éste es un gran Papa. Sin duda, el Espíritu Santo acertó con su elección.

No voy a descubrir la talla intelectual de Benedicto XVI porque es algo evidente e incontestable. De hecho, incluso muchos se valen de esta condición de “ratón de biblioteca” y lúcida mente para atribuirle una frialdad o lejanía de la realidad que no es cierta. ¿De qué les habló? Repasen las imágenes, las palabras y los gestos de la Vigilia en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid.

A Benedicto XVI, los que le queremos, le hemos visto crecer. Desde aquel humilde siervo de Dios que, casi agazapado y pidiendo disculpas, salió al balcón de la Basílica de San Pedro, al que aguantó el chaparrón junto a los jóvenes y rompió el guión en esa fantástica noche del 20 de agosto de 2011.

Benedicto XVI se “soltó la melena”, literalmente con los jóvenes. Literalmente, porque llevaba el pelo bastante largo..., pero también porque se hizo uno más entre ellos. Un pequeño y frágil anciano que mostró toda la juventud de su corazón.

martes, 16 de agosto de 2011

Debo ser un fundamentalista


Llevo años notándolo. Cada vez me estoy volviendo más extremista, más radical: o se es o no se es...

Dice un proverbio chino que “el bien y el mal no van por el mismo camino, de la misma manera que el hielo y el carbón no caben en la misma estufa”. Sin embargo, algo así es lo que hacemos nosotros con nuestras vidas: combinamos buenas obras con otras no tan buenas y algunas decididamente malas. La suerte que tenemos es que la llama de nuestra estufa no proviene del material de nuestras acciones y nunca se apaga.

No se puede ser cristiano a medias. O al menos eso creo y me reafirmo cada vez con mayor fuerza. Por eso digo lo de fundamentalista. Eso no significa que para ser cristiano uno tenga que ser perfecto o un santo. Todos tenemos nuestras debilidades y reconocerlas es un primer paso para superarlas. Porque a lo que un cristiano no puede renunciar es a intentar ser perfecto, a ser un santo.

Claro que no es un camino fácil, ni corto. Lleva toda una vida. Y por suerte, quien al final tendrá que juzgar nuestros intentos lo hará con benevolencia y misericordia infinitas. Pero no vale tumbarse a esperar que Dios haga todo el trabajo, ni convertir nuestra fe en un bote de píldoras que consumimos al gusto según el color.

martes, 9 de agosto de 2011

Cosas de obispos, y cosas que no ...


Tengo un amigo al que ya conocen de oídas —más bien de leídas— que ya me ha dado pie para alguna de estas columnas. Es un tipo majo, buena persona, comprometido y, seguro, mejor cristiano que yo... Pero de vez en cuando suelta algunas “perlas” que, desde luego, no tienen desperdicio.

La última, en un contexto de conversación crítica con la jerarquía de la Iglesia (sí, es de esos que diferencian entre cristianos de base e institución) fue soltar algo así como que nunca había visto a un obispo en un acto reivindicativo de “Pobreza Cero”, pero que sí que iban al frente de la manifestación cuando se trataba de la clase de Religión... Conclusión: la jerarquía católica cada vez está más alejada de los fieles o, en el mejor de los casos, no sabe explicarse.

Creo en verdades absolutas, pero opino que son difíciles de alcanzar y de expresar humanamente y que, por tanto, en nuestras opiniones y afirmaciones siempre habrá espacio para matices, verdades y falsedades...

martes, 2 de agosto de 2011

No es necesario..., pero ayuda


Llevo mucho tiempo en la parroquia intentando organizar una peregrinación a Tierra Santa. Ya he estado y creo que a todo cristiano le vendría bien la experiencia. Quizá no sea necesario visitar los Santos Lugares por los que Jesús transitó en vida, pero ayuda a conocerle mejor.

Argumentan muchos que eso es simplemente turismo, que es caro, y que el dinero que cuesta es mejor reservarlo para obras de caridad. Probablemente tienen parte de razón.

Es cierto que muchas personas viven de las peregrinaciones cristianas a Tierra Santa. En concreto, bastantes palestinos cristianos y, por supuesto, todos los religiosos —especialmente los franciscanos, que son mayoría— que cuidan y protegen aquellos santuarios que son parte de nuestra historia cristiana.

También es cierto que es caro, pero es que viajar se ha convertido en un lujo no barato. y más con la crisis que está cayendo. Dedicar ese dinero a obras de caridad entre los más cercanos puede ser una buena alternativa. Sólo que la mayoría de las veces, ese dinero o buena parte de él, se destina al más cercano de todos: a uno mismo.